Adán dudaba de la existencia de Dios
desde su corta edad. Después de la conversión de su suegra hacia el
cristianismo y una amplia reacción de experiencias, no tuvo más remedio que
aceptar la soberanía de Dios sobre su vida. Hoy es un vocero del evangelio e
invita a todo agnóstico probar el poder de la Salvación.
Como hijo único Adán creció
escuchando los reproches de sus propios padres, mensajes como "¡Ojalá no
hubieras nacido!", eran el pan de cada día. El sentimiento de rechazo se
convirtió en rebelión cuando llegó a la adolescencia. Empezó a fumar
cigarrillos y marihuana, además de no querer ir a la universidad, todo para
lastimar a sus padres.
Más tarde, cuando ya era mayor,
conoció a Lexi, con quien pronto se comprometió y se casó. Se puso a trabajar
en el negocio familiar de su esposa por invitación de su suegra, Carrie. Con el
paso del tiempo, Adán se dio cuenta de que la familia de Lexi tenía problemas
similares a los suyos.
Como resultado, sus suegros se
enfrentaron a un divorcio doloroso. El dolor de la separación llevó a Carrie a
Jesús. “Fue un cambio enorme. No lo entendí, pero lo respeté”, menciona Adán
para Club 700. Incluso viendo de cerca el cambio en la vida de su suegra, el
caballero todavía dudaba de la existencia de Dios.
Cierto día, mientras conducía,
decidió retar a Dios en voz alta: “Si estás ahí, pruébalo. ¡Vuélvete
real!". Y Dios hizo precisamente eso: se reveló a Adán de muchas maneras,
incluso en sus sueños. “En mi sueño vi a Jesús. Empecé a tener la sensación de
que este hombre merecía respeto y cuando me acerqué a él, abrió los brazos y
caí en sus brazos”, relató Adán.
Pues por la mañana, al despertar del
sueño, Adán entregó su vida a Jesús. Dios sabía exactamente lo que necesitaba
Adán. Habiendo experimentado el amor, la gracia, el perdón, la misericordia de
Jesucristo, hoy aconseja a los agnósticos que le pidan a Dios una revelación
personal, siendo sinceros de corazón.
Fuente: impactoevangelistico.net
No hay comentarios
Publicar un comentario